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Antonio Dávila, o a políticos como Jorge Font Saldaña, a músico con Jesús María Sanromá. Lo mismo ocurre con los otros cuentos. En sus dedicatorias aparecen, por ejemplo, Clara Lair, Rafael Hernández, Tomás Blanco, Samuel R. Quiñones y José S. Alegría. Estas dedicatorias, tanto las primeras como la de los cuentos no recogidos en libro, sirven para recrear el mundo intelectual en el que se movía Belaval. Sobre todo, las dedicatorias a políticos sirven para caracterizar sus posturas liberales, no radicales, y el ambiente creado entonces por el “muñocismo”. Las dedicatorias a los músicos y literatos sirven para asociarlo con otros artistas que intentaban, como él, fundir lo popular y el campesinado con la alta cultura y presentar una obra que retrata el mestizaje cultural que se empezaba a defender entre los intelectuales boricuas en el momento, aunque en su caso, Belaval tiende a recalcar el elemento español y a no considerar tan importante el negro.
D. Cuentos para fomentar la lectura
Todos estos elementos ideológicos y rasgos estilísticos que he identificado en los diecisiete cuentos no recogidos en el libro hacen evidente que Cuentos para fomentar el turismo es una obra incompleta que se deben publicar como la concibió su autor. Creo que este sería el mayor homenaje que se le podría rendir a Belaval, un escritor, sin duda alguna, central en nuestras letras. Espero en el futuro los lectores tengan el placer de leer todos estos cuentos de Belaval en un solo volumen y que el texto que ahora tiene usted ante sus ojos haya servido para fomentar esa lectura.
Cuentos para fomentar el turismo de Emilio S. Belaval: El caso de una obra maestra incompleta • Efraín Barradas