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Es importante apuntar que un poco más tarde Ramón A. Figueroa en Los equilibristas: Emilio S. Belaval, Juan Bosch, Lino Novás Calvo y el cuento del Caribe Hispano (1930-1940) (2006) coloca la cuentística belavariana en el contexto antillano al compararla con la obra de Bosch y de Novás Calvo. Al hacerlo, Figueroa parte de una visión de Belaval como el gran cuentista puertorriqueño de la primera mitad del siglo XX. Pero su contribución mayor, contribución de importancia ya que abre puertas para nuevos estudios, es colocar al autor en su contexto antillano. En ese sentido Bosch fue de gran importancia ya que con sus estadías en Puerto Rico y Cuba y con sus fuertes contactos con los escritores de estas islas hizo concreta y efectiva la comunidad y comunión entre las letras de las tres Antillas hispánicas. Figueroa sigue las pautas establecidas por el maestro dominicano. Pero en término de los cuentos del escritor puertorriqueño que le sirven de base a Figueroa para su trabajo hay que apuntar que sólo emplea la primera edición de Cuentos para fomentar el turismo y que desconoce o ignora el resto de su producción que aparece con ese título pero que no se recoge en este volumen.
Este devenir de la recepción crítica de la cuentística de Belaval culmina, hasta el momento, en su elevación al puesto de una de las figuras centrales de las letras boricuas, más allá del género del cuento. Por ello Marta Aponte, en su Narraciones puertorriqueñas apunta que:
[a]lgún poema de Palés o algún cuento de Belaval o de Luis Rafael Sánchez (1935) conjura con el humor los aires irracionales de un país que no es posible describir de manera directa. (2015, XLIV)
Queda así colocado Belaval en el lugar que le pertenece, entre los más importantes escritores boricuas que definen nuestra literatura y, a través de ella, nuestro carácter nacional.
Este somero recuento de la recepción de Cuentos para fomentar el turismo nos sirve para entender porque hoy, cuando por fin hemos superado la mojigatería hispanófila de Pedreira y la ceguera narcisista de Laguerre, cuando apreciamos el gusto por lo grotesco, lo esperpéntico, y cuando nos damos cuenta que el humor es algo serio que nos puede ayudar a entender y representar nuestra realidad nacional, en fin, cuando apreciamos una estética neobarroca boricua, no dudamos que Cuentos para fomentar el
Cuentos para fomentar el turismo de Emilio S. Belaval: El caso de una obra maestra incompleta • Efraín Barradas