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Historia del rey Shahriar y su hermano, el rey Schahzaman Primera Noche Historia del Mercader y El Efrit Cuento del Primer Jeque Lorem ipsum dolor sit amet , consectetur asdasdasd elit. Proin ullamcorper eros a neque luctus, a lobortis lacus blandit. Ut nibh eros, viverra in luctus sed, pulvinar in nibh. Nullam auctor leo gravida libero tristique blandit. Suspendisse vitae urna at mi convallis viverra non et nisl. Nulla quis felis sit amet neque vulputate tempor vel a odio. Duis sollicitudin vehicula vestibulum. Integer congue faucibus ex a lacinia. In convallis lacus ex. Ut venenatis aliquam velit, rutrum volutpat justo mollis eget. Praesent varius, eros in lobortis egestas, erat nulla faucibus lectus, semper ultricies leo velit vel orci. Etiam finibus dignissim luctus. Phasellus velit nisi, congue at hendrerit sed, gravida quis velit. Nulla imperdiet pharetra leo, ac sagittis nibh feugiat nec. Cuento del Segundo Jeque Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipiscing elit. 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Ella dijo: He llegado a saber, ¡oh, rey afortunado, dotado de ideas justas y rectas! que cuando el mercader vio llorar al ternero, se enterneció su corazón, y dijo al mayoral: Y cuando llegó la tercera noche Historia del pescador y el efrit He llegado a saber, ¡oh, rey afortunado! que había un pescador, hombre de edad avanzada, casado, con tres hijos y muy pobre. Tenía por costumbre echar las redes solo cuatro veces al día y nada más. Un día entre los días a las doce de la mañana, fue a orillas del mar, dejó en el suelo la cesta, echó la red, y estuvo esperando hasta que llegara al fondo. Entonces juntó las cuerdas y notó que la red pesaba mucho y no podía con ella. Llevó el cabo a tierra y lo ató a un poste. Después se desnudó y entró en el mar maniobrando en torno de la red, y no paró hasta que la hubo sacado. Historia del visir del rey Yunán y el médico Ruyán El pescador dijo: Sabrás, ¡oh, efrit!, que en la antigüedad del tiempo y en lo pasado de la edad, hubo en la ciudad de Fars, en el país de los rumán (los romanos y los griegos de Bizancio; por extensión los cristianos) un rey llamado Yunán. Era rico y poderoso, señor de ejércitos, dueño de fuerzas considerables y de aliados de todas las especies de hombres. Pero su cuerpo padecía una lepra que desesperaba a los médicos y los sabios. El halcón del rey Sindabad Dicen que entre los reyes de Fars hubo uno muy aficionado a diversiones, a paseos por los jardines y a toda especie de cacerías. Tenía un halcón adiestrado por él mismo, y no lo dejaba de día ni de noche, pues hasta por la noche lo tenía sujeto al puño. Cuando iba de caza lo llevaba consigo, y le había colgado del cuello un vasito de oro, en el cual le daba de beber. Historia del príncipe y la vampiro El rey del que se trata tenía un hijo aficionadísimo a la caza con galgos, y tenía también un visir. El rey mandó al visir que acompañara a su hijo allá donde fuese. Un día entre los días, el hijo salió a cazar con galgos, y con él salió el visir. Y ambos vieron un animal monstruoso. Y cuando llegó la cuarta noche Ella dijo: He llegado a saber, ¡oh, rey afortunado!, que cuando el pescador dijo al efrit que no le creería como no lo viese con sus propios ojos, el efrit comenzó a agitarse, convirtiéndose nuevamente en humareda que subía hasta el firmamento. Después se condensó y empezó a entrar en el jarrón poco a poco, hasta el fin. Entonces el pescador tomó rápidamente la tapadera de plomo, con el sello de Sulaymán, y obstruyó la boca del jarrón. Pero llegó la quinta noche Ella dijo: He llegado a saber, ¡oh, rey afortunado!, que el rey Yunán dijo a su visir: —Visir, has dejado entrar en ti la envidia contra el médico, y quieres que yo lo mate para que luego me arrepienta, como se arrepintió el rey Sindabad después de haber matado al halcón. Y cuando llegó la Sexta noche Scheherezade dijo: He llegado a saber, ¡oh, rey afortunado!, que cuando el pescador dijo al efrit: —Si me hubieras conservado, yo te habría conservado, pero no has querido más que mi muerte, y te haré morir prisionero en este jarrón y te arrojaré a ese mar. Y cuando llegó la Séptima noche Ella dijo: He llegado a saber, ¡oh, rey afortunado!, que cuando los peces empezaron a hablar, la joven volcó la sartén con la varita, y salió por donde había entrado, cerrándose la pared de nuevo. Historia del joven encantado y de los peces Sabe, ¡oh, señor!, que mi padre era rey de esta ciudad. Se llamaba Mahmud, y era rey de las Islas Negras y de estas cuatro montañas. Mi padre reinó setenta años, y después se extinguió en la misericordia del Retribuidor. Después desu muerte, fui yo sultán y me casé con la hija de mi tía. Pero cuando llegó la novena noche Ella dijo: He llegado a saber, ¡oh, rey afortunado!, que cuando la bruja tomó un poco de agua y pronunció unas palabras misteriosas, los peces empezaron a agitarse, irguiendo la cabeza, y acabaron por convertirse en hijos de Adán, y en la hora y en el instante se desató la magia que sujetaba a los habitantes de la ciudad. Historia del mandadero y las tres doncellas Había en la ciudad de Bagdad un hombre que era soltero y además mandadero. Un día entre los días, mientras estaba en el zoco, indolentemente apoyado en su espuerta, se paró delante de él una mujer con un ancho manto de tela de Mussul, en seda sembrada de lentejuelas de oro y forro de brocato.

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